La blogosfera nació a finales de los 90 y lleva muriéndose desde el año 2013. Eso fue, al menos, lo que vaticinaron los gurús de Internet y sus tendencias. Se acusaba a los bloggers de haber perdido su esencia, de dejarse seducir por las marcas.
Los humildes blogueros se habían transformado en líderes de opinión, ya no tan inocentes, y las grandes marcas utilizaban el concepto “blog” como una herramienta para mejorar su imagen y reputación.
Otros planteaban que si una cuenta de Facebook o Twitter permite difundir contenido de manera eficaz (no digamos ya con los interminables hilos de Twitter), ¿para qué mantener un blog? Luego llegó Instagram, y el “postureo blogueril” se fue hacia allá en masa. En 2017 incluso se estrenó un documental llamado «Los blogs han muerto» ¿Estamos ante un rigor mortis bloguero?
Pero el mundo sanitario es un poco distinto al de las grandes marcas. Los profesionales de la salud no somos precisamente unos early adopters, y quizá por eso, una vez le cogemos gusto a una tecnología que nos aporta algo, no la soltamos tan fácilmente. Y así, la blogosfera sanitaria sigue viva a día de hoy, incluso con algunas ilustres incorporaciones en los últimos años. Es cierto que no todos los blogs han aguantado el paso del tiempo. La motivación no es eterna y, salvo excepciones, detrás de la mayoría de blogs de salud hay una sola persona que tiene su trabajo, su vida y su familia. Y a diferencia de los blogs de otras temáticas no relacionadas con la sanidad, la mayor parte de blogs de salud no se monetizan, al menos no de manera directa, hecho que aún honra más si cabe a quienes llevan a cabo ese esfuerzo año tras año. Gracias a eso, tenemos excelentes blogs docentes, divulgativos, de historia, de gestión, escritos por médicos, enfermeras, farmacéuticos, otros profesionales y, por supuesto, pacientes, gracias a los cuales Internet se va llenando poco a poco de contenidos de calidad, fiables y contrastados, que intentan desplazar los bulos e informaciones interesadas que pueden llegar a ser incluso peligrosas para la salud de las personas. Seguimos utilizando las redes sociales para que ese contenido llegue a más gente, seguimos disfrutando escribiendo blogs para que otros puedan disfrutar leyéndolos.
Por Rosa Tarbener