Nuestro entorno sanitario ha experimentado muchas modificaciones a lo largo de los años. Integrar en el mismo las nuevas tecnologías es ahora una prioridad absoluta ya que permitirá al paciente acceder de una manera más rápida y sencilla a la información, además de facilitar al profesional sanitario el desempeño de sus actividades en la práctica clínica diaria.
La revolución tecnológica ha llegado, los datos hablan por sí solos. Ahora el reto es otro, los profesionales deben cambiar su mentalidad y modificar sus hábitos de trabajo para poder adaptarse al cambio, a una nueva cultura que reportará beneficios a gestores, profesionales sanitarios y pacientes.