A estas alturas, ¿quién no ha oído hablar sobre salud digital?
Las tecnologías digitales y su “poder” son esenciales para lograr una cobertura universal en salud. En línea con esta necesidad, en 2018 los gobiernos adoptaron, de manera unánime, la resolución de la Asamblea Mundial de la Salud en la que se pedía a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que desarrollara una estrategia global sobre salud digital con el objetivo de apoyar las iniciativas nacionales y poder lograr así esta cobertura universal.
Aunque esta estrategia no será considerada por la Asamblea Mundial de la Salud hasta 2020, la OMS acaba de publicar diez recomendaciones para que los países puedan utilizar las tecnologías de salud digital en virtud de mejorar la salud de la población y los servicios esenciales. En este sentido, en el documento se insta a la puesta en marcha de iniciativas políticas a través de las que se puedan revisar y adaptar las condiciones en las que las herramientas digitales prestan servicios para poder impulsar así cambios tangibles.
Estas revisiones contemplarían aspectos sobre transparencia de la información, seguridad de los datos personales, protección de la privacidad y la capacitación de los profesionales sanitarios. En línea con esta última premisa también es fundamental que los profesionales sanitarios contribuyan en la divulgación de información veraz sobre salud.