¿Cómo ser el mejor amigo de Google? Un reto en periodismo y comunicación

No cabe duda de que el periodismo y la comunicación en salud han cambiado desde la aparición de Internet. No soy la persona más indicada para describir las siete diferencias entre el antes y el después de que la tecnología provocara ese cambio disruptivo en nuestro sector, pues yo he crecido de la mano de la innovación tecnológica y no he tenido la suerte o desgracia de formar parte de una redacción de esas en las que se recibían los teletipos vía fax o a las que llegaban las solicitudes y opiniones de los lectores por carta.

Sin embargo, he asistido a los primeros intentos de convivencia entre el periodismo o la comunicación impresa y el periodismo o comunicación digital; a los primeros debates sobre la supervivencia de los medios tradicionales; al surgimiento de un “nuevo medio” que sintetiza, entre otras características, la inmediatez y la disponibilidad de un espacio casi infinito para publicar informaciones; a la madurez visual de presentación de información en los periódicos online; a la adaptación a las nuevas formas de competencia; y a la destrucción de las fronteras entre la comunicación online y la más tradicional.

Esta nueva realidad ha supuesto tanto un cambio en los conceptos tradicionales de los contenidos como una variación en la forma y la presentación de los mismos. En una época en la que el boca a boca se ha convertido en likes, followers y usuarios únicos, la creatividad del periodista a la hora de redactar un titular o de plantear una noticia, o del comunicador a la hora de generar credibilidad hacia un cliente, ha cedido ante el posicionamiento en buscadores.

El inteligente algoritmo de Google muestra en los primeros puestos aquellos resultados que cumplen con los hábitos de navegación de los usuarios. De ahí que, aunque las bases de calidad y estilo periodísticos sean las mismas de siempre, de unos años a esta parte, los periodistas y comunicadores centremos nuestros esfuerzos en convertirnos en el mejor amigo de Google para que nos rastree y posicione.

Dichos esfuerzos pasan por el tratamiento formal y estructural de los textos, la forma de embeber los contenidos audiovisuales o la calidad de dichos contenidos. En cuanto a la calidad en los contenidos, cabe destacar que Google no solo tiene en cuenta que nos comuniquemos más o que empleemos adecuadamente las técnicas de SEO o SEM para obtener buenos resultados en cuanto a presencia y posicionamiento. Para Google es esencial que nos comuniquemos bien, que seamos amigos sólidos y fiables, sobre todo, cuando hablamos de salud. Tales son las reglas.

De ahí que en agosto del pasado año lanzara una actualización de algoritmo que hizo tambalear a la blogosfera sanitaria: la “Medical Update”. Este vino a solucionar la falta de rigor, de calidad, de veracidad y de contraste en la información sanitaria que se publicaba en Internet y de la que tanto advertían los profesionales y organizaciones del sector. Aquellos “listillos” especialistas en SEO que ocupaban las primeras posiciones ofreciendo contenido en muchas ocasiones dañino aprovechando la falta de conocimientos en SEO de los verdaderos agentes de salud, se vieron desterrados a una sexta o séptima página. Así, se ha evitado que los pacientes tropiecen con “información basura” cuyas fuentes eran de dudosa procedenciao cuyos contenidos no estaban avalados por profesionales con autoridad para ello.

Sin embargo, esta actualización también ha supuesto un reto para los periodistas y comunicadores que escriben para Google y que se vieron impactados negativamente pese a no publicar información falsa o dañina. Ante esta cuestión, Google ha sugerido que la clave es seguir trabajando: mejorar el contenido y mejorar la experiencia del usuario. Porque para ser el mejor amigo de Google es clave estar dispuesto a realizar un ejercicio de reaprendizaje permanente.

Por Mar Muñoz